Y valla que la había, yo ya me había convertido en un frecuente visitante a la sala, si podía iba todos los días pues casi siempre tenia sexo con los muchachos y alguno que otro señor con buena verga...tengo tanto que contar de esa hermosa ciudad que tiempo me faltaría para escribir, me habían chingado en los baños, a la orilla del Grijalba, en los hoteles, en los camiones y una vez hasta en la calle atrás de un árbol...pero el cine era mi lugar preferido, Dios mío, creo que la mitad de los hombres de la ciudad ya me habían partido el culo ahí, me hicieron de todo y de todas las formas imaginables, me metieron entre las nalgas ñongas grandes, gruesas, delgadas, chiquitas, chuecas y derechas, blancas y prietas...recuerdo que en una ocasión me encontraba sentado en el lobby esperando que comenzara la película para meterme a la sala para ver que me deparaba la tarde ese día cuando vi por los cristales que afuera un muchacho observaba la cartelera indeciso de entrar o no al cine, lo vi y lo admiré, era alto, delgado pero musculoso y guapisimo a más no poder el desgraciado, rogué porque se decidiera a entrar y mis ruegos fueron escuchados...entró e inmediatamente se dirigió a los baños y con singular alegría yo lo seguí, traía uno de esos pantalones con botones que para poder mear uno se los tiene que desabrochar y bajárselos a media nalga, cuando llegue junto a él ya lo había hecho y estaba meando, me vio y luego siguió en lo suyo, voltie disimuladamente hacia su chostomo y lo que vi me encantó...sostenía su verga con las dos manos, pelandosela mientras un potente chorro de orines brotaba de la la rajita de su cabezon, no la traía parada ni mucho menos pero si de ese tamaño la tenía sin excitarse, no quería ni imaginar de qué tamaño estaría en toda su esplendorosa grandeza...me volvió a ver , sonrió, termino de mear y se la sacudió más tiempo del necesario, se abrochó el pantalón y al estarse lavando las manos a través del espejo me volvió a ver y se dirigió a ....