Banca de un parque de Mérida, amorrodado y con los ojos cerrados hacia el sol, recordando la noche anterior con Carlos y las locuras que es capaz de hacer uno cuando está bajo los efectos del alcohol (ese Carlos, merece un capìtulo aparte que a lo mejor es cuento después...recordaba que me había estado fornicando y montándome casi toda la noche y al rememorar esos momentos sonreí, aún sentía un agradable dolorcillo en mi sensible pedorrín...Ya eran casi las cuatro, no tenía nada que hacer y me daba flojera ir a encerrarme en mi cuarto del hotel, por lo que sin pensarlo mucho decidi meterme a un cine en donde sabía que había onda a ver que pex...la peli era mala y aburrida, pero el frescor de la sala invitaban a permanecer ahí, busqué una butaca lo más apartada posible y me senté dispuesto a soportar la peli...en algún momento debí quedarme dormido pues nunca sentí cual do él se sentó. mi lado, el rose de su pierna contra la mía fue lo que me despertó, no quise abrir los ojos y dejé que siguiera con su jueguito a ver hasta donde llegaba...no habían pasado ni cinco minutos cuando sentí que una de sus manos alcanzaba la mía, la sostuvo un momento sobándomela y luego lenta y cuidadosamente la fue llevando hasta él, hasta sus piernas, a su entrepierna, hacia su bragueta, cuando no vio ninguna reacción por mi parte la apretó contra su ingle...caray, me acababan de dar pito casi toda la noche y mi posito ya estaba alborotado nuevamente, lo que sentía bajo mi mano era una tranca durísima y palpitante, abrí la mano para calibrarla en toda su gloriosa magnitud y él entendió el mensaje...de pronto sentí que se movía, se estaba desabotonando la bragueta, abrí los ojos y me quedé sin habla, era un soldado, un muchacho de no más de 22 años, esbelto, moreno y con un perfil de niño el cual pasó su mano sobre mi hombro invitándome a bajar al poso a tomar agua...voltié hacia todos lados, en realidad de ese lado de la sala estábamos casi solos y mi mirada cayó hacia su entrepierna...