Cabeceaba entre mi mano...ohh la tenía tan inhiesta y peluda, su cabezón brillaba a la tenue luz que se proyectaba desde la pantalla, cuando quise abarcarla y la apreté levemente, él soltó un suspiro y su masacuata cabeceó furiosamente entre mi mano y lentamente comencé a chaquetearsela, arriba abajo arriba mientras él me abrazaba fuertemente atrayendome hacia él y mi otra mano comenzaba a jugar con sus tanates, enredando mis dedos con los pelos de su pispiote y lentamente fui bajando su masacuata, me coloqué entre sus piernas y me senté callada y sumisamente en el piso...lo miré a su rostro sudoroso y adivine unos ojos suplicantes que me pedían, que me gritaban, que me exigían que me tragara su durísima mandarria y yo ni tardo ni peresozo me dirigí hacia esa hermosa tranca que esperaba a ser tragada completamente por mi glotona boca...ni en el primero ni segundo intento logré mi objetivo, cada vez que mis labios rosaban su glade ésta brincaba violentamente, pegándose a su obligo, hasta que el mismo la sostuvo entre su mano y la detuvo para ofrecermela después, no desaproveché la oportunida e inmediatamente la atrapé en mi boca, pude sentir como el cabezón respingaba contra mi paladar, pero no la dejé escapar y lenta y metódicamente la fui desapareciendo en mi boca, enrosqué mi lengua en su glade con el fin de limpiarle la babilla y nuevamente la deslizaba dentro de mi boca mas y mas y mas, hasta que sentí que los pelos de su camote me hacían cosquillas en la nariz...cuanto estuvimos así, no se, había momentos en que él reculaba y de repente alzaba sus nalgas encajandome su mandarria hasta las anginas, provocandome arcadas y que mis ojos lagrimearan. yo estaba ensartado por la boca con su fierro y así hubiera seguido toda la vida hasta que él murmurando dijo..."préstame tus naguitas por favor, déjame ensartarte la verga un ratito, si, si, si?"...me detuve, destrabé su ñonga de mi garganta, lo miré y accedí...se levantó, me ayudó a levantarme y con los pantalones a .