casi fuera de la ciudad me dijo despreocupadamente que era de puerto Madero pero vivía en la Mérida  por el negocio, que se llamaba Wilbert (nombre ficticio), tenía 22 años y que era de ascendencia libanesa, a todo esto yo nomás respondía ah ah ah...nada más llegar se quitó la camisa mientras me decía que me pusiera cómodo, los pelos de su pecho y de su vientre me tenían fascinado, me ayudó a quitarme la playera y me tuvo un momento parado ahí contra su pecho, luego se separó y se desabrochó el pantalón, se bajo el bóxer y se sacó la ñonga y preguntó que si me gustaba...creo que notó mi sorpresa porque sonrió y se la sacudió pelandosela, la tenía todavía semiparada pero ohh dios, si así la tenía todavía semitiesa no quería ni imaginar cuando estuviera en toda su gloriosa extensión...se recostó en la cama boca arriba con la masacuata al aire y esperó que yo quedara en calzones, luego me llamo e hizo que me acostara junto a él...me pidió que lo abrazara y mientras yo rodeaba su torso él puso sus manotas en mis nalgas y comenzamos el cachondeo, me pidió que nada más no lo besara pero al rato el mismo buscaba mi boca que ya ni sabia que besar o chupar, me deleite con su cuello, los pelos de su pecho, sus piernas , sus manos y cuando delicadamente traté de bajar sus calzones él ayudó quitándoselos totalmente, estaba maravillado y pendejo con lo que él puto bóxer escondia, mi mano no alcanzaba a abarcar esa tremenda verga y comencé con sus tanates, Dios mío, que delicia de tanates, le chupe primero uno, luego él otro y luego traté de tragármelos los dos juntos mientras él abría más las piernas para dejarme hacer, luego lamí su venoso tronco para terminar atendiendo al cabezon mientras él me revolvía el pelo gimiendo y animándome a seguir...mis ojos lagrimeaban al tratar de tragarme toda esa deliciosa carne y no me importaba moquear, se la mame de todas las maneras posibles y cuando tenía arcadas por tratar de tragármela golosamente el nomás gemía y sonreía, hasta que...