Cassandra, Mis ganas de ti no se quitan, se acumulan.
Te acercaste a la puerta aún jadeante por el momento vivido; al abrir viste mi cara y haciendo solo un coqueto ademán sin decir nada me invitaste a pasar, tomaste mi mano y caminamos hacia tu lecho, ese lecho que se encuentra perfumado del aroma de tu orgasmo y que me excita al aspirar esa escencia.