Maritza, Ven, vamos a la cama. Te debo un orgasmo.
No puedo dejar de admirarte completa, quedo absorto ante tu belleza eres casi perfecta. Ese rostro tan hermoso de líneas finas y elegantes, ojos cual luceros brillantes que iluminan la habitación y tienen ese brillo de perversidad que me atrapa, eres casi perfecta.