Zoe, No dejemos para mañana las ganas que nos tenemos hoy.
De tu hombro, se suelta tu brazo en caída de abedul fresco, culminando en los pétalos que llevas por dedos, como el grano perfumado que arroja el tilo, cuando anuncia su visita de aromas,
Zoe, No dejemos para mañana las ganas que nos tenemos hoy.
De tu hombro, se suelta tu brazo en caída de abedul fresco, culminando en los pétalos que llevas por dedos, como el grano perfumado que arroja el tilo, cuando anuncia su visita de aromas,
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